Estamos obligados, en calidad de seres humanos, a quedarnos en casa, para protegernos y proteger, a otros seres humanos.
Y hablando de Humanidad, eso sí, con letras mayúsculas, es curioso ver cómo precisamente cuando menos podemos vernos y demostrar nuestras cualidades más humanas, estas hacen más señas de presencias. El Ser Humano ha vuelto a sentir empatía, compasión, agradecimiento, ternura y a sentirse vulnerable, desnudo frente a la posibilidad de perder lo más preciado. El Ser Humano ha vuelto a ser humano….
Podríamos pensar que en un momento en el que se nos obliga a estar en casa la libertad se nos viene denegada, que la hemos perdida, pero puede ser exactamente lo contrario. Podemos sentirnos plenamente y completamente libre sin salir de las cuatros paredes que nos rodean, estas mismas cuatro paredes que hasta hace poco consideramos nuestro refugio, y que ahora, para más de uno, se habrán convertido en una jaula dorada.
¿Qué significa mantener nuestra libertad entonces?
Significa no perder de vista lo que somos, lo que sentimos, lo que creemos y lo que queremos, sin dejarnos llevar por las olas que tan fuertemente azotan desde el exterior.
Significa mantenernos libre en nuestra forma de pensar, sin creer a pie de puntilla todo lo que se nos dice. Mantener y defender nuestro criterio de juzgar las noticias, los relatos, los cuentos que se cuentan. Mantener alerta el sentir y el pensar con y desde el corazón, este corazón que ha vuelto a latir al compás de los evento y que nos a devuelto el amor al prójimo y el verdadero sentido profundo de la vida.
Ser libre y sentirse libre tiene poco que ver con poder salir a la calle, con poder ir y volver a nuestro antojo, con tener la posibilidad de quedar con quien queramos y cuando queramos. La libertad autentica, la que no se otorga ni se quita, viene desde dentro, desde nuestro Ser más profundo, y no necesita que nada ni nadie le de el permiso de expresarse.
Estos momentos pueden ser una oportunidad maravillosa para descubrir cuanto libre eres, realmente, en tu profundo. Asusta mirarse al espejo y hacerse preguntas que a veces resultan incomodas, pero es tan necesario cuanto liberador hacerlo.
¿Me siento libre de Ser quien soy? ¿De expresarme, de actuar y de sentir desde mi Ser profundo?
¿Soy consciente de lo que se mueve dentro de mi ? ¿Amo y Respeto lo que Soy?
Solo cuando podremos responder afirmativamente a estas preguntas seremos realmente libre, que estemos encerrados o no…
Aprovecha estos momentos no para Hacer, sino para Ser. No tienes porqué hacer nada, solo siéntate contigo y deja que aflore lo que tiene que aflorar, suelta lo que no es tuyo, lo que ya no quieres en tu vida, haz limpieza de creencias, de pensamientos tóxicos, de las formas de ver la vida y actuar en ellas que no reconoces como tuyas. Libérate de las constricciones, las reales, impuestas por una sociedad profundamente enferma, y no por un virus. Mira a los ojos tu vida y libérala de las cadenas que te impiden de volar alto, de volar libre.
Actualiza tus valores y tus ideas según lo que sientes ahora, cuando estamos más cerca de lo esencial, de lo realmente importante.
Ahora que estás encerrado, recobra tu libertad….