El arte del perdón para liberarse de la culpa y asumir la responsabilidad
Hay veces donde todo parece derrumbarse bajo nuestros pies, la culpa nos puede atormentar y es difícil asumir la responsabilidad de lo ocurrido.
Y en estas veces, hay quien reacciona de una manera u otra, pero todos en algún momento transitamos por allí.
Quién elige quedarse en el sufrimiento, en el dolor y en la queja, en dejar la responsabilidad afuera de sí, sin mirarse adentro, sin intentar entender que es lo que está pasando, porqué está pasando, para qué está pasando… se encuentra antes o después paralizado, hundido con sus propias manos en una situación que parece sin salida.
Pero sin embargo, sí hay salida, siempre hay salida.
Incluso en los momentos donde todo se vuelve gris, o negro, hay opciones, “solo” hay que elegir el camino de la responsabilidad y del cambio, e ir pasito a pasito hacia la transformación, la renovación, la transmutación de lo negativo en lo positivo.
¿Pero qué pasa con los que esta actitud ya la tienen incorporada? ¿O más entrenada?
¿Ellos siempre están bien? ¿Siempre se enfrentan a lo que le pasa con la sonrisa en la cara y esta sensación de libertada e iluminación?
Pues seguro que alguien sí, que se llame Buda, Jesús o Krishna, alguien consiguió llegar a este estado de perfecta armonía con el Todo, viviendo desde el amor, la comprensión y la compasión, estando en un constante estado de gracia y bondad.
Y seguramente habrá incluso alguien que, también sin haber llegado a ser un guía espiritual, ha alcanzado este estado y lo consigue vivir cotidianamente en su vida.
Pero… ¿qué pasa con todos los demás?
¿Qué pasa con todos los que estamos en camino?
Con los que ya no nos quejamos de lo que “nos pasa”, sino que lo sabemos encajar en una visión de responsabilidad hacia nosotros y la vida misma…
Con todos los que hemos integrado la visión de que nada es casual, que todo pasa por algo, y que este algo es, consciente o inconscientemente, parte de nosotros… Y que si está pasando es para enseñarnos algo importante…
Pues nos pasa que hay veces donde es duro integrar esta teoría en la práctica.
Hay veces donde las cosas no van como queremos, y el dinero no llega tan fluido como nos esperamos o la salud flaquea… Donde la pareja y las relaciones no son exactamente lo que estamos visualizando en nuestra mente… Donde nuestras emociones y pensamientos no son tan puros, bondadosos y amorosos como nos gustaría…
Y sí, todavía encontramos en nosotros envidas, orgullos, celos, juicios y críticas, que no, no nos gusta que estén allí, porqué ya lo sabemos que todos somos uno y hay que vibrar en amor, en perdón, en aceptación y confianza.
Pero todo esto está allí, y es parte de nuestro ser perfectos.
La culpa a veces se insinúa entre los pensamientos y llega a un momento donde nosotros también caemos en el mecanismo donde la responsabilidad que sentimos que tenemos hacia nuestra vida empieza a tener matices de culpabilidad, porqué “si las cosas no me van tan bien como me espero, es por mi culpa, es por qué no lo estoy haciendo tan bien”.
¿Qué hacer entonces?
Aceptar estos pensamientos como parte del proceso con la consciencia de que mi responsabilidad se refleja en como gestiono las situaciones que se me presentan… Hay circunstancias tan complicadas que es difícil asumir que están allí para nosotros, para enseñarnos algo… Y no están allí «por mi culpa», pero están allí por algo…
Es precisamente allí donde podemos demostrar que estamos en el camino de la responsabilidad personal. Reconociendo los sentimientos, pensamientos y emociones que sentimos frente a lo que está ocurriendo, mirándolas a la cara con paciencia y aceptándolas… Y una vez hecho esto, asumir la responsabilidad de como las quiero integrar, gestionar, de como quiero vivirlas y que quiero hacer con ellas…
¿Qué me han venido a decir?
¿Cuál es su mensaje para mí?
¿Qué miedo, inseguridad, carencia, creencia, se oculta detrás de estos sentimientos y pensamientos?
¿Cuál es la siguiente lección?
Estamos todos en el mismo camino de aprendizaje, y como en la vida misma, hay quien está en guardería y quién ya se sacó el master.
No pasa nada si de vez en cuando tengo estos sentimientos que tan poco me gustan, acepto que esta lección todavía no me la sé muy bien…
Y sigo aprendiendo….
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